
Tips reales para impulsar tu salud en 2024
Parte 2: Las causas reales de tus padecimientos
Como lo vimos en el artículo anterior, la medicina actual se encasilla muchísimo en atribuir ciertos padecimientos a razones estandarizadas. Es decir, es mucho más fácil englobar a la generalidad de pacientes en una causa común que diagnosticar a cada paciente por su contexto personal.
En la Academia Unani hemos realizado distintas investigaciones y se ha detectado que muchos padecimientos tienen un origen distinto al que la medicina actual admite. Al ser poco observados, su presencia es más popular de lo previsto. Ahondemos en ellas con especial detalle.
Causa real 1:
Sobrehidratación
Partamos de un principio fundamental: todo en exceso es malo, y el agua no es la excepción a la regla. Pero ¿cómo puede el agua hacerle daño al cuerpo humano si nuestro organismo está compuesto en un 70% de H2O? Y aquí reside el truco, pues de toda el agua que vive en nuestro cuerpo, ni una sola gota es agua simple, toda ella está combinada con distintos elementos y nutrientes. Entonces, tomar tanta agua simple implica una intoxicación a nuestro cuerpo.
¿Eso quiere decir que no debemos tomar agua? Sí y no, la fórmula para el éxito reside en dos principios: a) debemos tomar la cantidad de agua que el cuerpo realmente necesite, y b) el agua que consumamos debe estar combinada con el mejor electrolito de todos, la sal. ¿Qué? ¿Tomar agua con sal es bueno? Para comprenderlo, debemos explicar un tema previo.
El papel de la electricidad en el cuerpo
Nuestro cuerpo depende de la electricidad para operar de forma correcta. Comprobarlo es tan sencillo como pensar en la forma en que las neuronas hacen sinapsis, la manera en la que el corazón late, incluso en cómo se contraen los músculos. Es más, ¿de qué forma medimos la actividad cerebral? Un electroencefalograma, ¿y la salud del corazón? Con un electrocardiograma. De hecho, la energía en nuestro cuerpo fluye constantemente cuando cuenta con los elementos básicos, si nos sentimos cansados o con poca energía, implica que la electricidad no circula de forma eficiente.

Agua + sal = conductividad
Ahora sí podemos regresar al consumo de agua con sal. Comúnmente, las películas, caricaturas y cultura general nos dice que combinar el agua con electricidad es de muy mala idea, MUY. Sin embargo, existe un experimento real que puedes realizar en tu casa sin mayores dificultades: en un vaso de agua simple, coloca un extremo de alambre cortado que conecte con una bombilla, y en otro extremo, el cable cortado conectado a la luz. Notarás que si tratas de encender el foco, no habrá resultados, y eso que la parte “pelona” del cable está sumergida en agua. Sin embargo, en el momento en que agregas sal al agua, las cosas cambian. ¡La bombilla enciende!. Lo único que dicho experimento demuestra es que el agua con sal genera la conductividad que el cuerpo necesita. De dicha forma, ingerir agua con sal ayuda a que el cuerpo funcione de forma certera. Cuando el cuerpo se llena de agua sin sal, aparecen afectaciones de la siguiente lista:
- Orina clara
- Caída de cabello
- Zumbido de oídos
- Mareos / Vértigo
- Dolores de cabeza frecuentes
- Cansancio
- Ansiedad / angustia
- Celulitis
- Falta de memoria
- Falta de atención
- Dolores de rodilla
- Baja de peso
- Cansancio intenso
- Tiroides
- Hormonas femeninas
- Problemas menstruales
- No poderse embarazar
- Ataque de pánico (hipoglucemias)
- Anemia
- Baja de defensas
- Problemas de presión arterial
- Colesterol
- Triglicéridos elevados
- Fibromialgia
- Disautonomía
- Depresión clínica
- Alzheimer
Causa real 2:
pH ácido en flora intestinal (o microbiota)
¿Recuerdas que en el blog anterior mencionamos que el cuerpo humano debe consumir carne y grasas animales? La afirmación no vive sin fundamentos, justo ahora entenderemos su relevancia. Primero que nada, debemos comprender que dentro de nuestro sistema digestivo existe una capa de bacterias naturales conocida como microbiota o flora intestinal. Ésta tiene la capacidad de ser alcalina o ácida dependiendo los alimentos que consumamos. Lo óptimo para nosotros es el nivel alcalino, sin embargo, muchas prácticas nos llevan a mantener niveles ácidos.

¿Por qué debe nuestra microbiota debe ser alcalina?
Como seres omnívoros, tenemos la capacidad de digerir alimentos vegetales y grasas animales. Si observamos, por ejemplo, a una vaca, notaremos que su organismo está diseñado para absorber los nutrientes necesarios de plantas y frutas. Jamás verás a una vaca comer carne, y si lo hiciera, fallecería. Nosotros, por el contrario, contamos con un órgano estelar, hablamos de la vesícula biliar, misma que alberga la bilis segregada por el hígado.
¿Por qué nos interesa tanto la bilis? La única forma en la que nuestro cuerpo logra digerir las grasas animales es con su ayuda. Durante el proceso, se producen las conocidas sales biliares, mismas que facilitan degenerar las grasas hasta ayudarle al cuerpo a absorberlas. En el momento en que las sales biliares actúan, el pH de la microbiota se vuelve alcalino (ya sabes, sales y alcalinidad).
¿Cómo se crea una microbiota ácida?
Si nos alimentamos correctamente, el pH de nuestra flora intestinal siempre será alcalina. Por el contrario, si comenzamos a eliminar las grasas animales y aumentamos alimentos vegetales, el pH se volverá ácido. Esa es la razón por la que dietas vegetarianas y veganas perjudican tanto a nuestro organismo.
Así, hemos podido encontrar enfermedades relacionadas con la acidez. La lista es la siguiente:
- Gastritis
- Colitis
- Artritis
- Alergias
- Asma
- Cansancio Crónico
- Enfermedades de la piel
- Síndrome metabólico
- Sobrepeso y obesidad
- Colesterol
- Triglicéridos elevados
- Problemas emocionales
- Sistema inmune
- Infecciones G.I. repetidas
Hasta este punto, podrías pensar que la solución a tu sobrepeso, diabetes, tiroides, cansancio crónico y cualquier otro padecimiento es sumamente sencillo: beber agua con sal e ingerir grasa animal. Sin embargo, hacerlo de forma correcta es la clave para el éxito. En nuestro siguiente blog te mostraremos una excelente forma de conseguirlo. Y lo mejor, ¡a tu propio ritmo!
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