Orden sistémico y heridas de la infancia: guía para principiantes hacia el bienestar emocional
Apr 28, 2025
¿Alguna vez te has sentido desconectado de tu familia, aunque la veas seguido? ¿Sientes que no importa cuánto intentes, hay algo roto en tu relación con tus padres, tus hermanos o tus hijos?
Detrás de estos conflictos muchas veces no hay falta de amor, sino un desorden sistémico no resuelto.
El orden sistémico es una visión desarrollada dentro de las constelaciones familiares que nos ayuda a entender que todas las familias funcionan como un sistema. Cuando este sistema está equilibrado, los vínculos fluyen con armonía. Pero cuando se altera (por dolor, secretos o exclusiones), aparecen conflictos emocionales que pueden durar toda la vida.
Recuperar el orden sistémico no es solo una cuestión de relaciones: es un plan de bienestar emocional que transforma tu historia desde la raíz.
Esquema ideal del orden sistémico
Un sistema familiar sano sigue un orden natural que garantiza que cada persona ocupe el lugar que le corresponde. En este esquema:
- Los padres, al estar por encima de los hijos, se encargan de su protección, manutención, crecimiento y bienestar.
- Los hermanos mayores tienen mayores responsabilidades sobre los menores, pero no las mismas que los padres.
- Cada miembro tiene derecho a pertenecer, independientemente de sus acciones.
- Nadie debe cargar con lo que no le corresponde.
Cuando este esquema se respeta, aparece un estado saludable de satisfacción y tranquilidad que se refleja no solo en la familia, sino en todas las áreas de la vida.
Reglas que se acatan con un orden sistémico ideal
Algunas de las “leyes” invisibles que sustentan un sistema familiar sano son:
- Jerarquía: los que llegaron antes tienen prioridad.
- Pertenencia: nadie puede ser excluido.
- Equilibrio entre dar y recibir: en las relaciones de pareja y amistad, debe haber balance.
- Responsabilidad: cada uno se hace cargo de su historia, sin cargar las emociones ajenas.
Estas reglas no siempre se enseñan con palabras, pero su cumplimiento o ruptura marca profundamente nuestro bienestar emocional.
¿Qué pasa si el orden sistémico se rompe?
Cuando se rompe el orden, emergen cargas emocionales invisibles que se repiten de generación en generación. Esto puede manifestarse como:
- Relaciones conflictivas con figuras de autoridad. Por ejemplo, hay personas que tienen una marcada tendencia a desafiar a la autoridad, lo que se generó por una relación desfavorecida con las figuras autoritarias en su sistema familiar.
- Problemas de pareja cíclicos. Por ejemplo, el famoso “todos los hombres y mujeres son iguales”, cuando la realidad es que la persona busca personalidades similares.
- Sensación de que “no encajas” o “no tienes lugar”. Por ejemplo, esas personas que se sienten cómodas en ambientes específicos, y su nive de ansiedad fuera de ellos es notable.
- Culpa, ansiedad o enojo sin explicación aparente.
Uno de los efectos más comunes de un sistema alterado es el surgimiento de heridas de la infancia, huellas emocionales que nos marcan desde muy pequeños y que, si no se sanan, condicionan nuestra vida adulta.
Heridas de la infancia y su explicación
Las heridas de la infancia son emociones profundas que se activan cuando, de niños, vivimos experiencias dolorosas sin contención suficiente. No se trata solo de lo que ocurrió, sino de cómo lo sentimos en nuestra vulnerabilidad infantil.
Entre las más comunes se encuentran:
- Rechazo
- Abandono
- Humillación
- Traición
- Injusticia
Estas heridas pueden generarse incluso sin maltrato directo. A veces basta con que uno de los padres haya estado ausente emocionalmente, que nos hayan exigido demasiado o que no se nos haya permitido mostrar nuestra verdadera identidad.
Cómo afectan las heridas en nuestro día a día
Aunque la infancia quede atrás, las heridas siguen vivas en nuestra forma de pensar, sentir y relacionarnos. Afectan nuestro trabajo, nuestra pareja, nuestra autoestima y hasta nuestra salud física.
Ejemplos de heridas de la infancia
- Una persona con herida de abandono puede experimentar ansiedad cuando su pareja no responde mensajes, o le cuesta estar sola. Incluso, notar cambios en el comportamiento de su pareja puede desatar ataques de ansiedad, pues dichas acciones son tomadas como muestras de abandono.
- Alguien con herida de rechazo podría evitar expresar sus opiniones por miedo a ser ignorado. Prefiere ser complaciente en todo y callar lo que en realidad piensa.
- Una persona con herida de traición podría tener problemas para confiar y necesitar controlar todo a su alrededor. Es la típica persona que se interesa por todo, quiere validar todo y desconfía de cualquiera.
- Aquellos con herida de humillación suelen ser autoexigentes en extremo y se sienten culpables por disfrutar.
Estas dinámicas dificultan incluso el bienestar emocional en el trabajo, pues proyectamos en nuestros jefes, compañeros o subordinados los mismos patrones no resueltos de la infancia.
¿Cómo se curan las heridas de la infancia?
Las heridas pueden comenzar a sanar cuando dejamos de repetir y empezamos a mirar con conciencia lo que nos pasó. Esto requiere tiempo, herramientas y un acompañamiento respetuoso.
Constelaciones, una metodología para sanar desde adentro
Las constelaciones familiares son una herramienta terapéutica que permite observar el sistema familiar desde otra perspectiva. A través de ejercicios simbólicos y vivenciales, es posible:
- Dejar de cargar culpas ajenas.
- Restaurar el orden perdido.
- Dar lugar a quienes fueron excluidos.
- Recuperar la energía atrapada en heridas no resueltas.
Este trabajo no borra la historia, pero la resignifica. Y eso genera un impacto real: más claridad, menos ansiedad y un profundo sentido de pertenencia y paz interior.
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En la Academia Unani, entendemos que no puedes sanar emocionalmente si tu cuerpo está inflamado, cansado o sobrecargado. Por eso hemos diseñado el Programa Paso a Paso (PAP) en dos niveles complementarios:
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Una vez que el cuerpo se estabiliza, podemos trabajar con mayor profundidad en el autoconocimiento emocional. Aquí abordamos las heridas de la infancia, el orden sistémico y ofrecemos acceso a constelaciones familiares como herramienta terapéutica.
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